viernes, 24 de julio de 2015

Día 2 - Turno 3 - Campamento Ecuestre

Hola soy Marta de Salobreña.
El martes comenzó en una mañana en la que nos levantamos mejor que el primero. Todos estábamos muy nerviosos por ser el segundo día y fuimos a cambiarnos para poder desayunar y estar listos cuanto antes. Cuando terminamos teníamos que ir al patio para poder sacar a los caballos que ibamos a montar, como montamos divididos en grupos según el nivel, nosotros teníamos que estar preparando los caballos para que vayan saliendo para la pista. Primero salieron nuestros compañeros con un nivel más alto qque el del segundo grupo. Ellos fueron a hacer una ruta por el campo mientras que nosotros barríamos el patio y peninábamos los caballos. Luego nos fuimos a beber agua y echarnos protección solar y en ese momento nos dijo Laura que estuviésemos atentas a la señal para salir corriendo a por nuestros caballos cuando ella dijera. Y lo más gracioso fue cuando dijo ¡correr! y todos con los nervios empezaron a tirar cosas al suelo o se le caían pero luego no pasó nada, llegamos a tiempo, nos subimos a los caballos y estuvimos dando clase aprendiendo la serpentina, diagonal, paso en suspensión, circulos etc y una de las veces a una niña llamada Esther se relajó demasiado y su caballo se fue disimuladamente por la puerta tan tranquilo y todos los demás partiéndonos de risa mientras que ella intentaba volver a meterse en la pista. ¡Fue un momento muy gracioso!

Como nosotros éramos el último turno para montar, nos bajamos de  los caballos y fuimos a llevarlos para ducharlos o cepillarlos, darles de beber, de comer y guardarlos. Cuando terminamos de todo, como ese día nos iban a dar los móviles pues estábamos muy contentos por hablar con los papis. Luego después de comer nos metimos en la piscina, luego merendamos y luego tuvimos actividades con los caballos, que sacamos a Hawaiano que es un potro salvaje que estamos domando y también sacamos a Extremeño un pequeño pony al que hicimos saltar y pegaba unos pedazos de saltos increibles.

Por la tarde volvimos a montar, pero esta vez nos tocó a nosotros (¡por fin!) irnos de ruta por el campo. Mi experiencia fue impresionante, de ver los caballos tan tranquilos andando por el campo, aquello era maravilloso, me gustaría que todos tuvierais la oportunidad de vivir una cosa así.

Luego cenamos y jugamos toda la noche a la bandera hasta que Abraham nos mandó a la cama.































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